viernes, 24 de agosto de 2012

Nuestra Casa

Querría cavar la tierra con mis manos,
para hacer los cimientos de mi casa,
y gozar de su húmeda frescura
en el caliente temblor de mi cansancio.
Querría colocar los ladrillos con mis manos
y levantar las paredes de tu casa,
hablarles y tratarlos con cariño
y darles un nombre a cada uno.
Querría cortar las maderas con mis manos
y tejer el techo con nuestra casa,
que nos cobije con el celo de una madre
en el calor de su entraña vegetal.
Querría colocar una puerta grande
por donde entren los amigos a tomar un café,
a charlar de muchas cosas
y a dejar el calor de su amistad.
Por donde entren también de nuestros hijos,
los amigos, los cantos, las risas,
y el pujante asombro de los jóvenes
descubriendo la vida que se inicia.
Y muchas ventanas claras,
para ver las flores del jardín
y los hijos jugando con el sol
con la tierra y el verde de las hojas.
Y sentarse a una mesa larga
como para doce, y en su piel
el mapa de viejas cicatrices,
de fuentes calientes y copas rebalsadas.
En la entrada un farol de hierro, antiguo,
cargado de sueños y de historias
de duendes visitantes de la noche,
y de amores a la luz de las estrellas.
Celoso guardador de mil secretos,
sereno observador de mil conciencias,
con la sabia autoridad de sus arrugas
oxidadas de tiempo y de inclemencias.
En un lugar importante,un espejo grande,
luminoso,que exprese nuestro modo de sentir,
y haga presente el cielo, el sol, la tierra,
el árbol, el agua y las estrellas.
Hacer de toda nuestra casa
el Altar al Señor de mi fortaleza
al Señor de tu ternura y de tu paz
y de la riza de los niños.
Para que reine en ella, Soberano
de nuestra intimidad,
de nuestros fracasos y de aquello inefable
que llamamos felicidad.

Juan Carlos Monasterio.


Un sueño... construir alli nuestra casa.

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