viernes, 24 de agosto de 2012

Embarazada.








Como el disco del sol promete el día
en tímido atisbar entre las sombras,
así tu cuerpo promete la vida
en su lento crecer hacia tu honra.  

Nunca más llevaras tanta pureza
que en ese vientre lleno y atareado
y jamás mostraras tanta belleza
que con tu cuerpo grueso y deformado.

Vivirás cada trozo de tu hijo
desde el instante en que era solo amor;
lo sentirás latir en tus entrañas
en la más grande obra que hace Dios.

Y así llegara el día de tu gloria,
cuando el dolor de pronto se haga fruto,
y entre tus manos plenas de cariño
cante al mundo tu niño su canción.

Él comerá de tus lozanos pechos,
aprenderá de tu querida voz;
caminará apoyándose en tus manos
y crecerá al amparo de tu amor.

Y será hombre o mujer algún día,
cuando ya esté cumplida tu misión.
Habrás ganado la mayor alegría:
serás madre, sonríe y canta una canción.

Pedro Lapido Estrán.

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